El cardio intenso puede dificultar la calidad del sueño, pero el entrenamiento de fuerza lo mejora, según estudio
Tokio – No todos los entrenamientos son iguales a la hora de dormir: los investigadores sugieren que el ejercicio cardiovascular de alta intensidad puede privarte de un sueño de calidad, mientras que el entrenamiento de fuerza podría ayudarte a quedarte dormido más fácilmente.
Los investigadores que intentan resolver los misterios de una buena noche de descanso hicieron el descubrimiento como parte de un proyecto de tres años de duración de la Universidad de Tsukuba y Alinamin Pharmaceutical Co. para examinar la relación entre la fatiga y el sueño.
Esperan que su estudio proporcione una explicación científica de por qué los atletas que realizan ejercicios cardiovasculares intensos, como maratones, tienen dificultades para conseguir un sueño de calidad.
El equipo de investigación planea estudiar si la fursultiamina, un derivado de la vitamina B1, puede reducir la fatiga y mejorar la calidad del sueño en 20 hombres de veintitantos años. Se esperan resultados para el próximo año fiscal, que comienza en abril.
"Si se demuestra su eficacia, sería una novedad", afirmó Masashi Yanagisawa, director del Instituto de Medicina del Sueño de la universidad.
En el estudio final, ninguno de los participantes hacía ejercicio con regularidad. Se midió su frecuencia cardíaca máxima mientras montaban en bicicleta estática y el peso máximo que podían levantar usando una máquina de ejercicios.
A los participantes se les pidió que realizaran sesiones de 60 minutos en la bicicleta estática o en las máquinas de levantamiento de pesas, realizadas al 60% y al 80% del máximo de los participantes, definidos como intensidad media y alta intensidad, respectivamente.
Se evaluaron su fatiga y la calidad del sueño utilizando una combinación de métodos subjetivos y objetivos, incluido el análisis de ondas cerebrales y otros datos de salud.
El estudio reveló que tanto el cardio de alta intensidad como el entrenamiento de resistencia de alta intensidad alteraban el sistema nervioso autónomo. Sin embargo, mientras que el primero conducía a una menor duración del sueño, el segundo mejoraba su calidad.
Tomohiro Okura, uno de los investigadores de Tsukuba, afirmó que el número de participantes fue pequeño, pero suficiente para ser estadísticamente significativo. Sin embargo, añadió que los resultados podrían variar si se incluyen mujeres o personas de otros grupos de edad.

