Uno de los árboles frutales de mayor fama mundial sin duda alguna es el cerezo, una especie de origen asiático cuya principal característica reside en la necesidad de contar con el auxilio de fuertes vientos y muy bajas temperaturas invernales para que su florecimiento estalle espectacularmente apenas llegue la primavera.
Los cerezos son árboles caducifolios pertenecientes al género Prunus y a la familia botánica de las Rosáceas, muy fuertes, con una capacidad tremenda para soportar heladas y vientos de gran poderío.
Es la más conocida de las variedades existentes porque es el cerezo japonés de mayor fama mundial. Pueden alcanzar unos 6 metros de altura y se ha cultivado con mucho éxito igualmente en China y Corea.
Su tronco es recio, elegante, recto y la copa es muy redondeada, de una frondosidad generosa, conformada por hojas ovado-lanceoladas, que son verdes casi todo el año, salvo en otoño, cuando prodigan colores espectaculares como el carmesí, rojo y amarillo.
Sus flores se agrupan en perfectos racimos de color rosado o blanco.
La fruta aparece como una drupa negra de unos 10 milímetros de diámetro.
El también llamado cerezo llorón o cerezo otoñal igualmente procede de Japón, donde los nativos lo llaman Edo higan, un gigante de unos 30 metros de altura cuya copa se expande de manera generosa, imponente y se viste de un color rosa claro cuando llega la primavera.
Un híbrido espectacular surgido de la Prunus speciosa y el Edo higan, puede crecer hasta unos 12 metros de altura. Sus frutos son bastante dulces, unas drupas que igualmente tienen unos 10 milímetros de diámetro.
Este árbol, a diferencia de los anteriores, tienen un crecimiento más rápido que el "Prunus subhirtella", por lo que resulta ideal para cultivar en jardines familiares.
En Europa abundan los siguientes: Prunus avium, que da frutos dulces; Prunus cerasus o Guindo; Prunus mahaleb o Cerezo de Santa Lucía; Prunus lusitánica o Loro, azarero.
Un cerezo puede vivir entre 100-200 años. Es un árbol longevo, fuerte, de raíces profundas, al punto de que la especie Prunus subhirtella puede alcanzar una esperanza de vida de 2.000 mil años, un auténtico récord.
Sus deliciosos frutos aparecen entre finales de marzo y principios de abril.
Las dos especies de mayor cultivo a nivel mundial son el llamado cerezo dulce o silvestre, cuyo nombre científico es Prunus avium, pero también ha triunfado el cerezo acido o Prunus cerasus.
El árbol es caducifolio. Lo cual significa que perderá sus hojas entre el otoño y el invierno.
Prefieren vivir en zonas estacionales, con inviernos crudos de temperaturas por debajo de -10 grados centígrados.
Sin embargo, es tan resistente que ha logrado adaptarse a climas templados imperantes en el hemisferio norte del planeta, por lo que su cultivo se ha expandido con éxito.
Posee efectivamente unas hermosas rosadas o blancas que aparecen inclusive antes de que sus hojas lo hagan, ya que entre el otoño al invierno, el sakura queda desnudo, pierde todo su follaje.
En el caso del cerezo japonés, las flores aparecen entre marzo y abril de cada año, pero si el clima tiene un invierno duro entonces pueden hacerlo de entre abril a mayo.
Aunque parezca inalcanzable tener un árbol de cerezo en el jardín de la casa, no lo es, siempre y cuando se cumplan ciertos cuidados con premisas muy puntuales que ayudarán a su desarrollo saludable, pero eso sí, hay que armarse de paciencia, porque es una especie de lento crecimiento.
Debe sembrarse al aire libre, en un lugar amplio del jardín y alejado de estructuras que le prodiguen excesiva sombra, ya que precisa de iluminación natural, de buen sol diario.
Temperatura
Un alerta importante: los cerezos no soportan temperaturas calientes, no son del trópico, son capaces de resistir temperaturas de hasta -18ºC y permanecer imperturbables, pero no ocurre lo mismo con terrenos calientes, de alta humedad.
Suelos
Indudablemente, los cerezos necesitan suelos fértiles, ligeramente ácidos y que estén siempre bien drenados, donde no se acumule agua que pueda atraer enfermedades fúngicas y plagas indeseadas.
Así que conviene buscar un sustrato con estas características en la tienda de jardinería de confianza, donde inclusive se pueden conseguir macetas óptimas, de alto escurrimiento y boca ancha, si lo que deseamos es mantener el árbol en una terraza abierta, pero este tipo de cultivo no es muy recomendable.
Abono
Los expertos aconsejan que el proceso de abonado debe procurarse en el período primavera-verano, echando mano de abonos preferiblemente de origen orgánico.
Un abono de este tipo favorecerá la actividad microbiana del suelo, lo cual lo convertirá en territorio fértil.
De la misma manera, el abono orgánico ayuda a una mejor fijación de nutrientes y mejora también la capacidad de absorción del agua.
Usar guano, estiércol de animales, humus de lombriz o compost hecho con restos de vegetales es una opción válida. Lo único es que debemos tener cuidado para evitar la proliferación de agentes patógenos si no se tratan con el rigor debido.
Riego
Es fundamental mantener un riego controlado, especialmente en invierno, donde apenas el árbol de cerezo debe recibir agua una vez por semana.
El resto del año con 2 a 3 veces será más que suficiente, pero evidentemente todo dependerá de la región geográfica donde se encuentren. En sitios lluviosos o en lugares calurosos, la cantidad de agua de riego de ser graduada, distribuida de acuerdo al ritmo de secado de la tierra.
¿Cómo sembrar un cerezo paso a paso?
Sembrar un arbolito de cerezo puede convertirse en una gratísima experiencia. Veamos.
Previamente, debe considerarse la escogencia de un lugar en tu jardín que tenga buena luz natural y cierto grado de sombra al caer la tarde. De la misma manera, un suelo fértil, de buen drenaje es imprescindible.
Tener en tú cocina cerezas cultivadas con tus propias manos, no es una labor titánica ni un sueño imposible, pero debes tener claro lo siguiente: la mejor época de plantación ocurre en otoño o a comienzos del período invernal. De esa forma, cuando llegue el verano será posible obtener cerezas.
Otra consideración importante es escoger muy bien la especie de cerezo que mejor se adapte al clima imperante en tu región. Consulta cuál es la mejor especie antes de comprarlo en el vivero y qué tipo de plagas suelen atacar para que hagas prevención. Las orugas son un verdadero dolor de cabeza, así como las llamadas garrapatas de ciervo.
Cubiertas todas las variables antes descritas, ahora te explicamos cómo sembrar tu arbolito de cerezo, paso a paso:
1. Remueve la tierra del lugar, antes que nada. Esto le permitirá oxigenarse rápidamente.
2. Acto seguido, debes proceder a fertilizar el suelo, agregando un buen abono de origen orgánico que debes mezclar muy bien con la tierra del jardín.
3. Procede a cavar con ayuda de una buena pala, un hoyo que al menos sea el doble del diámetro del tronco de tu árbol de cerezo.
4. Debes tener también a la mano una estaca, que servirá para mantener el tronco recto e impedir que crezca torcido.
5. Agrega la tierra preparada al hueco, de modo que sean ocultadas todas las raíces, rellenando hasta la mitad. Sigue usando tus propias manos para compactar la tierra, que aunque compacta no debe quedar dura. Eso impide la formación de bolsas de aire por el sistema radicular de la planta.
6. Toca ahora que riegues el suelo de forma generosa cada día una sola vez, sin que se desencadenan encharcamientos.
7. Es recomendable que además cubras el suelo donde crecerá tu cerezo con un mantillo o acolchado compuesto de materiales orgánicos para aumentar la fertilidad y la calidad del suelo, porque de esa manera ayudarás a incrementar la retención de humedad y se detendrá la proliferación de malas hierbas. Eso le encantará al arbolito, que tendrás que cuidar como si fuera otro hijo.
En Japón, se le conoce como sakura, un vocablo que significa cerezo en flor. Aunque su flor no es la oficial, se le rinde tributo especial en la cultura japonesa al punto de que existe un evento especial que rinde homenaje a la nobleza de este frutal, conocido como el festival de Hanami, marcado por una hermosa tradición familiar que consiste en la realización de picnics en todos los parques, bajo la sombra de esta especie tan generosa como hermosa, acto donde se espera la llegada de las primeras flores primaverales.
Y es que en la cultura nipona la frondosidad primaveral del cerezo se asocia con la belleza de la naturaleza, por eso las familias hacen excursiones con gran valor contemplativo donde este tiempo se aprovecha para reflexionar en torno al misterio de la vida y la muerte, debido a que la vida de la despampanante flor del cerezo es corta, muy efímera, porque explotan miles de ejemplares al llegar la primavera y mueren rápidamente en abril, dejando alfombras tupidas de pétalos en los parques y otros sitios públicos, una señal muda de que todo muere, todo desaparece.
En síntesis, se le rinde tributo porque simboliza el renacimiento, el resurgir, una y otra vez, de la vida.
De hecho, en Japón la cultura samurái rendía tributo igualmente a los cerezos, al equipararse con la vida intensa pero corta de estos enigmáticos guerreros, con la flor de sakura.
En pleno siglo XXI este culto se mantiene prácticamente intacto y la flor de cerezo es sinónimo de inocencia, sencillez pero también simboliza la belleza inobjetable de la naturaleza, así como el renacimiento de la vida en primavera.
Fuentes y bibliografía
● Sembrar un Cerezo: La Guía para Hacerlo Desde el Principio – Sembrar100
● El cerezo guía técnica, JP Joublan, J Claverie - … para Innovación Agraria (FIA). Chillan, Chile, 2004 - sidalc.net
● Comportamiento del patrón de cerezo'Colt'en algunas localidades españolas, S Bononad, T Andrés, B Díez, JL Espada Carbó… - 1988 - digital.csic.es
● El cultivo del cerezo, G Lemus - 2005 - bibliotecadigital.ciren.cl
● [CITAS] Plagas del cerezo, E Prado - Investigación y Progreso Agropecuario La Platina, 1987