Japón es conocido por tener una gran variedad de lugares de interés, pero este en particular es bastante desconocido: supuestamente, la tumba de Jesucristo. La Tumba de Jesucristo (キリストの里伝承館, Cristo no Sato Denshō-kan) se encuentra en Aomori.
El pueblo de Shingo es un bonito lugar para visitar, se encuentra rodeado por montañas y el Lago Towada. Sin embargo, no es conocido por su belleza sino porque su atracción principal es la tumba de Jesucristo. Además, el pueblo no es solo el hogar de la tumba de Jesucristo, también es el hogar de sus descendientes: la familia Sawaguchi.
El pueblo fue renombrado a Shingo en 1955, pero hasta entonces se conocía como Herai. Se especula que es una variación de la palabra Hebrai que significa Hebreo en japonés.
Todo empezó en los años treinta cuando un joven sacerdote sintoísta llamado Takeuchi descubrió unos documentos que estaban escritos en japonés antiguo. Más tarde, esos documentos fueron llamados los documentos Takenochi y se aseguró que contenían el testamento de la vida de Cristo en Japón. Estos documentos fueron confiscados por el gobierno y desde entonces se desconoce su paradero.
De acuerdo con la leyenda, Jesús evitó la crucifixión y escapó a Japón. Se instaló aquí, se casó y tuvo hijos, murió a la edad de 106 años. La leyenda fue gravada en una piedra para que los visitantes la conozcan:
“Cuando Jesucristo tenía 21 años vino a Japón y persiguió el conocimiento de la divinidad durante 12 años. Luego volvió a Judea a la edad de 33 años comprometido con su misión. Sin embargo, en ese tiempo, la gente de Judea no aceptó la predicación de Cristo. En su lugar fue arrestado y juzgado a ser crucificado. Su hermano menor Isukiri, desinteresadamente, tomó el lugar de Cristo y terminó su vida en la cruz. Cristo, quien escapó de la crucifixión, regresó a Japón. Se asentó aquí mismo en la que ahora es el pueblo Herai y murió a la edad de 106 años. En esta tierra santa hay un túmulo funerario a la derecha para deificar a Cristo y una tumba a la izquierda para deificar a Isukiri. La descripción fue dada en el testamento que dejó Jesucristo”.
A pesar de la poca credibilidad de la leyenda, el pueblo se ha convirtió en una atracción para turistas y peregrinos de todo el mundo.